sábado, 31 de agosto de 2019

Mientras hay vida

Cecile es una chica de 19 años que arrastra esta extraña enfermedad hace tiempo. La tripa se le llena de agua. Ya le han vaciado varias veces, y eso la hace mejorar un poco, pero luego vuelve a llenársele. Le hicimos pasar consulta con un médico francés, el cual tras consultar el caso con especialistas, nos propuso un tratamiento y dijo que si no funcionaba tocaría operarla. Es una operación delicada que tiene una mortandad en Francia entre el 20 y el 30 por ciento. Una vez más, en este caso la madre, el entorno prefirió pensar que era cosa de malos espíritus, interrumpieron el tratamiento, y empezaron a deambular de un charlatán a otro. Incluso fueron al exorcista de la diócesis, que por lo menos la envió al hospital a que la mirasen. Sólo supieron vaciarle el líquido y enviarla a casa. Después de dos meses desaparecida nos llegó la noticia de que estaba de nuevo en casa y en muy mal estado, a punto de morir. El otro día fui a verla, celebré con ella varios sacramentos, que ella recibió y celebró con mucha confianza, pues entiende perfectamente que su vida en este mundo, no parece que vaya a durar mucho. Le hice la foto principalmente para enviarla al hospital de referencia en esta zona, que es el de Tanguieta y ver si todavía podíamos hacer algo. La hermana a la que se lo envié me dijo, “mientras hay vida, siempre hay algo que se pueda hacer”. Así que si todo va bien, y la familia no vuelve a las andadas, pasado emprenderá viaje al norte a ver qué se puede hacer, por lo menos ponerle un tratamiento que reduzca su sufrimiento.