martes, 31 de diciembre de 2013

Mirar como niños

En el día de hoy todo son buenos deseos para el año que viene. Quizá si mantuviéramos esa actitud a lo largo de todo el año, nuestra manera de mirar la realidad del mundo cambiaría, y algo todavía mejor, cambiaríamos la manera de vivir y comprometernos. Mi deseo es que el niño Dios, que es el Príncipe de la Paz, nos haga a todos vivir en Paz, no sólo el año que viene, sino el resto de nuestras vidas. Paz interior que falta muchas veces, motivada por demasiadas preocupaciones que nos imponemos y también por nuestros errores en nuestros comportamientos. Paz exterior que falta en todo el mundo, pero de manera especial en este continente africano, donde cada día surgen conflictos y violencias. Los niños miran con ilusión y expectación las cosas del día a día, incluso las más simples y corrientes. Recuperemos esa ilusión, aunque nuestra vida no sea todo lo “limpia” que nos hubiera gustado. Disfrutemos de lo que merece la pena y de quienes merecen la pena. Hay mucha gente que nos quiere, aprendamos a reconocerlos  y apreciarlos a lo largo de nuestra vida. Que el año que entra nos traiga a cada uno la buena noticia de sentirnos inmensamente amados. Que hagamos entre todos un feliz año dos mil catorce para la humanidad.

martes, 24 de diciembre de 2013

La ternura de Dios

 En este día de Noche Buena, donde Dios hecho niño se nos ofrece con toda su ternura, no puedo dejar de contar algo que me toca en lo más profundo desde hace tiempo. Es cierto que en ocasiones, cuando uno ve la dureza de la vida, uno se pregunta ¿dónde está Dios? Pero la respuesta la encuentro rápidamente. Cada vez que voy a uno de nuestros pueblos, o salgo a pasear por las calles del que habito. La gente que me saluda y sonríe, los niños llenos de tierra y suciedad que te cogen, te abrazan, te llaman por tu nombre. En esos momentos siento como Dios me está llamando por mi nombre con todo su cariño. Pero lo que me muestra la desbordante ternura de Dios es cuando en cada pueblo se acerca a nosotros la gente discapacitada, sobre todos los que tienen alguna discapacidad psíquica. Su sonrisa, su limpieza de corazón, esos abrazos que hacen a uno conmoverse, aunque también te hagan echar la ropa a lo sucio por como acaba, esos son momentos que no cambiaría por nada. Es pura ternura y afecto la que me dan todas esas personas, no hablan, no me entienden, pero siento como me quieren, me siento verdaderamente conmovido por ese misterio que a uno le descoloca, no es otro que el del Amor sincero. Gracias Dios por ser tierno conmigo, por haberte mostrado pobre en el pesebre y seguir mostrando tu ternura en los más pobres y desfavorecidos. Os deseo feliz Navidad y que cada uno seamos Ternura y Amor para los que nos rodean.

viernes, 13 de diciembre de 2013

¿Tus pechos están dulces?

Esta es la forma de decir ¿qué tal estás? por estas tierras. El martes pasado traje hasta el centro de niños desnutridos de las hermanas de Fo-Bouré a dos niñas gemelas. Su madre no tenía leche en los pechos y por suerte para estas niñas, las monjas ayudarán a esa madre para intentar sacarlas adelante. Pero la vida aquí siempre ha dependido de los pechos dulces de la madre. Si la madre no tiene leche, o está enferma y la leche no es de buena calidad, los niños se mueren. Pues no hay otra forma, asequible para ellos, de sacarlos adelante. En el centro de las monjas se siguen muriendo demasiados niños, muchos llegan demasiado tarde para que se pueda hacer nada. Pero también es cierto que se salva la vida de muchos otros y se educa a las madres para que sepan alimentarlos en el futuro y detectar las carencias nutritivas. El lenguaje viene determinado por la cultura y esta a su vez por la vida. Por eso es importante que nuestros pechos estén dulces, eso querrá decir que disfrutamos de buena salud y nos encontramos bien. Pero lo que es más importante, que sabremos dar vida a quien nos necesite. Esperemos que ante la venida del Niño Dios todos sepamos acogerle con ese dulzor tan necesario para nuestras vidas.