miércoles, 30 de septiembre de 2015

Vanidad versus humildad


El pasado domingo se juntaron los jóvenes de la comunidad de Fo-Boure para hacer un día de encuentro y reflexión, sí sí, he dicho reflexión. Además de bailar, jugar, comer, charlar, también tuvieron un pequeño espacio donde estuvieron pensando cómo debían actuar en el día a día, qué debían cambiar y mejorar para poder transformar su realidad. Escuché propuestas realmente interesantes. El tema de la reflexión era la vanidad, cogida de un texto del Eclesiastés 11,8-10. Un tema interesante también para la edad madura. ¿En qué cosas ponemos nuestro orgullo y nuestras alegrías? La conclusión fue que una vida es grande, cuando en el pensamiento están antes los demás que uno mismo. Para lo cual una de las cosas que tiene que cambiar en nuestros corazones es la capacidad de compartir. Goldwin, un chico nigeriano que vive aquí, les regalo bastantes latas de refrescos, galletas y dulces, todos estaban sorprendidos y agradecidos. Fue un testimonio claro del camino que todos nosotros debemos tomar, compartir lo que tenemos y lo que somos nos engrandece a todos. Vanagloriarse es absurdo, aunque se reciba el reconocimiento temporal, sólo la  humildad puede llevar al camino del reconocimiento permanente, aunque uno no se entere de ello.

martes, 15 de septiembre de 2015

Conjugar tradición y modernidad


Ayer lunes tuvimos la fiesta en Kosia, al finalizar la celebración, como es normal, los jóvenes bailaban y cantaban, tocaban los tambores, y disfrutaban con sus tradiciones. Al lado de ellos había otro grupo que escuchaba música por los altavoces y también bailaba. Lo cierto es que todos se lo estaban pasando en grande, la alegría del día de fiesta se notaba en el ambiente. A lo mejor porque ese día no tuvieron que ir al campo a trabajar. Muchas veces centramos nuestros debates en si hay que seguir las tradiciones o dejar paso a la modernidad. Bien cierto es que dejar morir las tradiciones da pena, pero no dejar paso a nuevas tendencias también es un empobrecimiento. El caso es que ayer pude comprobar que lo importante es disfrutar con lo que se hace, saber conjugarlo y convivir en armonía. No veo que tengamos que buscar conflictos donde no los hay, eso sólo ocurre cuando se quiere imponer un gusto u opinión a los demás. Cuando existe la posibilidad de conjugar las cosas, el enriquecimiento para todos es incuestionable. A todo esto hay que añadir que las ancianas, mientras comían sentadicas en sus bancos, miraban con aire de satisfacción la escena en su conjunto. “¡Ay si nos hubieran dejado hacer a nosotras esto en nuestros tiempos!”