jueves, 28 de noviembre de 2013

Arrastrarse

Jano contagiado por la alegría de Marian
Hay gente que desde su nacimiento, como es el caso de Marian, se ve obligada a arrastrarse por el suelo. Pero es una cuestión meramente física. Sin embargo conozco demasiada gente que anda arrastrándose en la vida sin saberlo. Arrastrándose para conseguir más dinero, arrastrándose para conseguir más notoriedad, arrastrándose para conseguir más… El peso de todas esas “necesidades” creadas por ellos mismos les hace vivir oprimidos y son incapaces de levantar la cabeza. En el Evangelio vemos como Jesús endereza a la gente, les hace recuperar su dignidad. Quizá nos falta mirar más arriba y contemplar la belleza del “cielo”. En el caso de Marian, a pesar de su discapacidad física y de ser sordo muda, hace tiempo que mira hacia arriba, que es capaz de sonreír a la vida, que es feliz, hace tiempo que se sabe querida por Dios y vive con toda dignidad. Da gusto verla venir a las catequesis y a la misa, arrastrándose por el suelo, apoyando sus manos en unas sandalias para poder avanzar, pero con una sonrisa cautivadora, que anima a cualquiera. La verdad es que mirar hacia abajo, donde se encuentra ella, es como mirar a lo más alto, pues es un auténtico encuentro con el Amor de Dios. Por suerte, y como siempre gracias a la ayuda de buenos amigos, hemos podido comprarle una silla de ruedas con manivela (que cuesta como una moto) para que pueda moverse más libremente por el pueblo.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Rosine, una buena maestra

Rosine
 El miércoles pasado me toco celebrar el entierro de Rosine, justo el mes que cumplía veintiún años. El cáncer, gracias a Dios, se la ha llevado sin alargar mucho su agonía. Hace tiempo que no me pregunto el porqué de la enfermedad y de la muerte, pues he aceptado que nuestra condición humana es limitada. La gran pregunta es cómo puede este mundo seguir siendo tan desigual. Hoy en día hay medios suficientes para que todo el mundo pueda acceder a unos mínimos higiénicos-sanitarios. Se me ha hecho muy duro ver a una joven moribunda escupiendo sangre en una esterilla en el suelo. Se me ha hecho muy duro sólo poder darle paracetamol para los inmensos dolores que debía estar sufriendo.
 Pero debo decir que también ha sido un regalo el contacto con ella. Verla serena, sin quejarse, lo más que decía es que le costaba respirar o dormir. Pero no la oí una queja contra el dolor, no escuché ninguna protesta contra Dios de sus labios. Rosine se bautizó en el año 2009 y ha muerto como ha vivido, enganchada a la Vida que es Cristo. Deseando que la llevásemos la eucaristía, habiendo recibido la unción de enfermos después de haberse confesado de manera profunda. Realmente emocionaba ver como rezaba con dificultad, porque le costaba hasta respirar, pero sabiendo que de la oración y la eucaristía es de donde sacaba las fuerzas.

 De Rosine he recibido una lección de las que es difícil olvidarse, ha sabido morir en paz porque ha sabido vivir en paz.