El pasado lunes convocamos a los jóvenes de la parroquia para hacer un encuentro y celebrar juntos la Pascua. La idea era que cada uno saliese de su pueblo en bici y juntarnos todos en el mismo lugar. Antes les habíamos dado una reflexión para que la trabajasen y ponerla en común ese día. Juntamos a más de cien chavales y todo fue de maravilla, el ambiente fue inmejorable. Nos dimos cuenta que aunque en los institutos hay muchas más bicis, estas no son de los cristianos, muchos chavales no pudieron venir por falta de bici. Está claro que tenemos una comunidad muy pobre. Hicimos unos cuarenta kilómetros entre ir y volver, pero hay que decir que el tiempo se portó bien y no hizo calor excesivo. Me ha sorprendido una vez más, ver como chavales en su primera adolescencia y jóvenes ya más maduros viven con una alegría y una intensidad enorme su fe. Teníais que haberlos visto cantar y bailar. Cómo nos contaron que tienen que defenderse de la mayoría, pues en el instituto se meten con ellos y les dicen que se hacen cristianos porque los sacerdotes les regalamos comida. Gracias a Dios sólo les regalamos la fe, pues los huertos, las instalaciones de agua, la electricidad, etc; los montamos para los pueblos enteros y les llega a todos independientemente de su religión. Pero aun así, ellos manifiestan su fe sin miedo y sin complejos, son minoría, pero están orgullosos de seguir a Cristo. La verdad es que para mí volvió a ser un encuentro con el Resucitado a pesar del cansancio.