Con motivo del cuarenta aniversario de nuestro hermano Luis Ángel fuimos al parque nacional de Pendjari, que significa río fuerte. Este parque hace frontera con Burkina Faso. Allí hemos podido disfrutar del regalo de la naturaleza, de lo bien y bellas que ha hecho las cosas Dios. Se veía claramente la cadena alimenticia y como unos y otros se comportaban para sobrevivir. Lo que nos diferencia a los seres humanos de los demás animales es que ellos matan para comer, nosotros en ocasiones lo hacemos por placer, o por búsqueda de poder. Al otro lado del río Pendjari, durante estos días está habiendo una revuelta militar que se ha cobrado varios muertos y que tiene a todo Burkina en estado de alerta. Un poco más lejos, en Costa de Marfil, primer productor mundial de cacao, la guerra civil sigue haciendo estragos, el martes mataron en un poblado a ochocientas personas y está habiendo un montón de saqueos y violaciones. Hay criaturas del Señor, hermanos nuestros, cuyo cántico es el llanto, la llamada desesperada a la ayuda de sus semejantes. Dice el bueno de S. Francisco: “loado sea mi Señor por toda criatura…” Pues así lo hemos vivido en Pendjari, pero también así lo intentamos vivir en nuestro día a día sirviendo a nuestras comunidades para que su cántico sea de alabanza y no de continuo sufrimiento. Sigue habiendo demasiada gente olvidada en nuestro mundo y sólo nos acordamos de ellos si, por su causa, nos puede faltar algo a nosotros.