La cruz del jubileo ha estado quince días en nuestra diócesis, en nuestra parroquia ha estado dos días. A mí me ha sorprendido gratamente con que ilusión y alegría la gente esperaba esta cruz que recuerda los ciento cincuenta años de evangelización de Benín. El diseño era muy apropiado, una familia junto a la cruz que representa el mapa de Benín. Pero una vez más me pregunto cómo puede la cruz ser algo que nos alegre. Pues tan sencillo como que sabemos que es el árbol de Vida. La cruz de Cristo no nos recuerda la muerte, sino que a pesar del dolor, la enfermedad y el sufrimiento, la última palabra la tiene la Vida. Entiendo que para esta gente que vive con bastantes penurias su día a día y con alguna que otra persecución e incomprensión por parte de los no cristianos, la cruz les hace sentir que Dios está cercano a su realidad. Es importante el trabajo que realizamos para sentirnos todos una familia, los católicos y los no católicos. A pesar de las vejaciones que sufren los católicos por parte de los demás, en nuestras comunidades se tiene muy claro que hay que luchar por la unión y no por la división, sin importar raza o credo. Sólo así tiene sentido celebrar con júbilo la cruz de Cristo.