El rey cariñoso me coge del hombro |
La semana pasada tuvimos un agradable encuentro en Niki con nuestro compañero y vicario general François y con Isidro el compañero de Buka. Aprovechamos la ocasión para conocer esa parroquia que está situada en la ciudad más importante de nuestra diócesis. Hace frontera con Nigeria y tiene unos cuarenta mil habitantes. Pero su importancia histórica es que es la capital del reino bariba. Allí es donde reside el rey de todos los baribas. En cada pueblo hay un rey pero el de Niki es el rey de todos. Los bariba, sea cual sea su condición, se tumban delante del rey como muestra de respeto. Todo el que va a verle se descalza e inclina. Nosotros nos inclinamos ante él y le presentamos nuestros respetos y saludos de parte de la gente de nuestra zona. Es complicado que el rey te reciba pero tuvimos suerte. Este anciano entrañable de noventa y cinco años fue encantador con nosotros y muy sincero. Le faltó tiempo para decir que yo estaba fuerte. Me resulta gracioso que usen la misma expresión que en España para decir que estoy gordo como un tonel, pero le agradezco la delicadeza. Como podéis apreciar en la foto no es un hombre especialmente rico, pero si respetado. Esto me hizo recordar a aquel santo jesuita que después de servir a la reina y verla morir y deteriorarse entró en la compañía de Jesús y se prometió que sólo serviría a alguien que nunca perdiera su esplendor, al único y auténtico Rey de reyes que es Dios.