martes, 27 de junio de 2017

Presencia Real

Hace un par de domingos celebramos el Corpus. Procesioné con el Santísimo por las calles de cuatro pueblos. No había alfombras, ni bandas de música, tampoco desfiles militares ni grandes ornamentos, no había banderas en los balcones, pero es que tampoco hay balcones. Por las calles de tierra, había excrementos de bichos y de niños, orines, bolsas de plástico y mucha basura. La gente nos miraba con cierta extrañeza, o simplemente seguían en su labor cotidiana. Las comunidades seguían con ilusión y respeto la custodia que yo portaba, los niños se agolpaban para estar cerca. Los cantos eran alegres y el calor intenso. En medio de todo ese bullicio cada vez siento más real la presencia Real de Cristo. Lo sigo viendo en la eucaristía, pero también en los niños que van descalzos y mal vestidos, en los ancianos que visten harapos y están en los huesos, en la gente que sufre a diario por  carecer de lo básico, en la sonrisa del joven, en los niños que van protegidos en las espaldas de sus madres, en los pequeños que corren y ríen alrededor de la custodia, en tantos y tantos detalles de la vida cotidiana que muestran la ternura con la que Dios, de manera muy humilde, hace Real su presencia.