martes, 31 de diciembre de 2013

Mirar como niños

En el día de hoy todo son buenos deseos para el año que viene. Quizá si mantuviéramos esa actitud a lo largo de todo el año, nuestra manera de mirar la realidad del mundo cambiaría, y algo todavía mejor, cambiaríamos la manera de vivir y comprometernos. Mi deseo es que el niño Dios, que es el Príncipe de la Paz, nos haga a todos vivir en Paz, no sólo el año que viene, sino el resto de nuestras vidas. Paz interior que falta muchas veces, motivada por demasiadas preocupaciones que nos imponemos y también por nuestros errores en nuestros comportamientos. Paz exterior que falta en todo el mundo, pero de manera especial en este continente africano, donde cada día surgen conflictos y violencias. Los niños miran con ilusión y expectación las cosas del día a día, incluso las más simples y corrientes. Recuperemos esa ilusión, aunque nuestra vida no sea todo lo “limpia” que nos hubiera gustado. Disfrutemos de lo que merece la pena y de quienes merecen la pena. Hay mucha gente que nos quiere, aprendamos a reconocerlos  y apreciarlos a lo largo de nuestra vida. Que el año que entra nos traiga a cada uno la buena noticia de sentirnos inmensamente amados. Que hagamos entre todos un feliz año dos mil catorce para la humanidad.