Una vez más hemos sufrido el ataque de la gente de la
religión tradicional, aunque en realidad no es la religión tradicional baribá.
Han secuestrado una mujer casada y que estaba embarazada. Casada por la Iglesia
con un catequista. En el pueblo todo el mundo está enfadado, no sólo los
católicos. Pero ellos, que no son muy buena gente, se niegan a soltarla y
utilizan siempre el miedo. Dicen que si sale de la choza donde está encerrada
recibiendo los espíritus (fetiches) que entonces morirá. Fuimos el otro día a
hablar con la familia paterna de la mujer, que ha estado de acuerdo con el
asunto, para que la liberaran. Allí había un joven musulmán, con barbas de esas
que nos harían tener cierto respeto por las apariencias, que defendía la liberación
de la mujer con ahínco. Cuando el viejo de la casa le dijo que quienes éramos
los cristianos para decir nada sobre el asunto, que éramos los últimos en
existir, el joven musulmán le dio una lección de historia y le dijo que
existíamos seis siglos antes que el islam y que los curas éramos hombres de
Dios. Me quede boquiabierto. Por desgracia, a pesar de haber llevado el caso a
la policía, la cosa no ha acabado bien, pues el marido ha tenido miedo (envenenan
a la gente antes de dejarlas salir con vida) y ha llegado a un acuerdo con esta
gente. En medio de todo este dolor, aun se viven signos de esperanza y hay
gente que busca vivir en paz y con respeto.