Hace unos días organizamos una reunión de parejas. Les
juntamos un viernes por la tarde y un sábado. La idea era tratar los conflictos
de pareja y familiares. Para lo que el ponente, les propuso por la tarde hacer
un cara a cara. Tenían que estar en pareja cara a cara y hablar de las cosas
que les preocupaban, que no iban bien entre ellos, o cosas a mejorar. Para esta
gente, el ponerse a hablar hombre y mujer de esa manera es algo inusual, y en
ocasiones casi imposible. Los que lo hicieron estaban muy agradecidos a la
propuesta, pues les había ayudado mucho y habían estado unas cuantas horas
haciéndolo. Otros no llegaron a animarse a hacerlo, y al oír las otras
experiencias se arrepintieron. Concluyeron que el diálogo y aprender a
escucharse era importantísimo para la vida de pareja y familiar. Pero ahí no
acabaron las sorpresas, en esta ocasión fue el ponente el que quedó sorprendido
al enterarse que por estos pueblos el hombre y la mujer siguen durmiendo
separados en su gran mayoría y que sólo se juntan para tener relaciones. Uno de
los motivos que dieron fue que las mujeres, cuando tienen la menstruación, pueden
contaminar al hombre y hacer que pierdan salud por ejemplo. El ponente, que
también es baribá, no salía de su asombro y por supuesto les instruyo para que
dejasen esas creencias absurdas. Participaron unas ochenta y cinco personas,
pues alguno se vió obligado a venir sin su pareja, pero no quería perderse la
riqueza de este encuentro. Fue un ambiente festivo y formativo que agradecieron
los del grupo familia y que esperamos poder volver a repetir.