jueves, 30 de noviembre de 2017

Confiar

Acabamos de entregar un proyecto a una ONG española para que nos continúe ayudando como viene haciendo hasta ahora. La ONG en cuestión es muy seria y hace las cosas bien. No sé si por política interna, aunque pienso más bien que son exigencias de cómo se hacen las cosas en España y por el mundo actual, piden un montón de papeles y facturas, todo debe estar muy bien explicado y nada puede quedar al azar. Todos pensamos que eso es lo normal, pero a mí me hace reflexionar, sobre cómo estamos construyendo el futuro de nuestro planeta. Creo que la desconfianza se ha instalado en nuestras instituciones (cosa normal con tanta corrupción y pillería como hay por el mundo) pero me preocupa que se haya instalado también en nuestros corazones. Hasta ahora éramos los misioneros los que presentábamos estos proyectos, pero se me ocurrió que había que confiar en la gente local y que mi lucha sería porque las instituciones españolas acabaran confiando en ellos también. Para ello hay que darles una oportunidad, formarles y, cómo no, exigirles que hagan las cosas correctamente. El primer envite lo han superado con creces, han hecho un gran trabajo a la hora de presentar el proyecto y el resultado ha sido magnífico, otra cosa será que la ONG nos diga que tenemos que corregir algunas propuestas, pero nadie nace sabiendo. Yo he confiado en ellos y eso les ha animado y han creído en sus propias posibilidades. Es la única manera de crear adultos y gente responsable, si les damos siempre todo, entonces no serán capaces de gestionar sus vidas como es debido. A la vez, tengo que decir que sigue habiendo mucha gente que confía en lo que hacemos por esta parte del mundo, incluso empresas, y que no nos piden nada más que hagamos lo que tenemos que hacer, e incluso nos agradecen nuestra labor. Lógicamente, desde aquí siempre daremos cuenta de cómo empleamos sus dineros y por supuesto agradeceremos su confianza.