miércoles, 26 de agosto de 2015

Curar heridas

Por tercer año consecutivo nos acompaña en la misión, durante unos cuantos meses, Angelines. Esta matrona jubilada que salva la vida de muchos niños y sus madres en los partos de la maternidad del pueblo. Cada vez que viene aumentan las consultas y curas de todo tipo en la misión. Quemaduras, dolores, heridas. La gente está encantada con el trato que les da, no sólo profesional, sino con el cariño con que lo hace. Les cuesta un poco comprender que las heridas y dolencias no se curan en la primera visita y que hay que seguir unas pautas para poder sanar. Los que son fieles, que por desgracia no son todos, consiguen salir sanos, hasta los casos más extremos. Por desgracia, hay heridas y dolencias que no son físicas, sino afectivas y propias de la vida. Situaciones muy duras que les toca vivir. ¡Qué difícil es acompañar estos casos! Pero aunque el tratamiento de choque sea doloroso en primera instancia, igual que ocurre cuando visitan a Angelines, el que consigue aguantar, muy probablemente acaba sanando y mirando la vida con esperanza. Todos padecemos sufrimientos de este tipo en la vida, lo importante es dejarnos acompañar y aconsejar.