sábado, 24 de marzo de 2012

Ante el sufrimiento y el dolor, sólo nos queda Dios

La hermana Felicite, un regalo de Dios
El otro día os hablaba de Veronique, de su cáncer de pecho y de lo que me impresionó. Pero hoy os contaré que hemos empezado con la hermana Felicité, que es enfermera y está en Fô Bouré, a hacerle curas cada dos días. La idea es ir quitándole la carne que está podrida y limpiar las heridas. A mi me tocó acompañar a dicha labor el segundo día. Cuando llegamos y descubrimos la venda y las gasas, cual fue nuestra sorpresa al encontrarnos que todo estaba lleno de gusanos. La hermana me dijo que era normal, que antes estaban dentro y que estaban saliendo por los desinfectantes que había echado en la cura anterior. Así que con paciencia, minuciosidad y unas pinzas fuimos sacando gusanos uno a uno. La pobre Veronique se retorcía de dolor. El comentario de la hermana fue, “sigue aquí porque es mayor y está acostumbrada al sufrimiento, si llega a ser una joven ya se habría ido”. Mis ojos estaban llenos de lágrimas por la emoción, a mi mente venían las injusticias que sufren los pobres, sin ningún medio para calmar el dolor. A la vez me emocionaba saber que la comunidad cristiana está todo el día pendiente de ella, le hacen visitas por turnos, le ayudan a todo lo que necesita, pues no tiene familia y es viuda. Además de echar una mano a la monja con las cuestiones curativas, sólo me vino a la mente ponerme a rezar en alto para que Veronique, rezando, sufriera menos con el daño que le hacíamos. Que fuerza y coraje el de esta mujer, como me apretaba la mano y como rezaba. A mi se me hizo un nudo en la garganta en varias ocasiones. Al terminar le pregunté a la hermana que cómo pensaba que se iba a desarrollar la enfermedad y que si Veronique estaba sufriendo mucho y si sufriría más. Por desgracia todas las respuestas eran lo que imaginaba, mucho dolor y a peor. Ya tiene metástasis por el vientre y está empezando a tener heridas también ahí. Estamos haciendo gestiones con el hospital de Tanguieta para ver si hay alguna solución, el hermano Florencio nos dice que es inhumano lo que está sufriendo y que la llevemos a que le extirpe el pecho y ver cómo mitigarle el dolor. Ahora queda que ella quiera salir de casa, pues aquí desean morir en sus casas sin que les mareen mucho.