Era el principio de una etapa dura, por eso sonreía |
Aunque mi tipo no lo indique soy gran aficionado a la bici, sobre todo la de montaña. Siempre me ha gustado dar alguna vuelta con ella y hacer un poco de ejercicio. Aquí nos ha costado arrancar la temporada, bien sea solo o junto a Luis salimos de vez en cuando a practicar un poco este deporte. Los que me conocéis ya sabéis que me gusta ataviarme con mis mejores galas haciendo casi de profesional. El resultado en cuanto a estética se refiere no es de gran gusto, pero sí la comodidad que esa ropa implica. El caso es que cuando pasamos por las distintas poblaciones, además del saludo cariñoso de las buenas gentes, se oyen unas risas que siempre me hacen sospechar que esta gente nunca ha visto un deportista de mis dimensiones. Nada más lejos de la realidad, ciertamente el atuendo les genera hilaridad, pero lo que más les sorprende es ver que dos “bature” (que significa blancos) vayan en bici. La pregunta es evidente, ¿se os ha estropeado el coche? ¿Es que no funcionan las motos? Pues ni lo uno ni lo otro, simplemente nos gusta hacer deporte y estar un poco en forma. Algo realmente incomprensible en estas tierras, donde la opulencia no existe, donde es raro ver gente con una fisionomía tan ideal como la mía (para quien tenga dudas que vea las esculturas de Botero). Aquí ir en bici es un medio de locomoción para poder trabajar o ir a la escuela, no todos tienen suerte y a la mayoría les toca hacer todo eso andando bastantes kilómetros. Así que jamás se les ocurre que se pueda usar un medio de locomoción como un medio de pasárselo bien. Ya hacen suficiente ejercicio en sus desplazamientos y con el trabajo en el campo. Me pregunto si nuestra vida demasiado cómoda no nos estará haciendo perder la salud. Pero no sólo la salud física, también la mental y qué decir de la espiritual.