viernes, 29 de noviembre de 2019

Misioneros

Siempre que pensamos en los misioneros y en su importancia, pensamos en esa gente que ha salido de Europa o Norte América para ayudar en los países más empobrecidos de la tierra y llevar la Buena Noticia. El pasado mes de octubre hubo una convocatoria especial para recordarnos a todos, que la misión es una labor de cada bautizado. El último domingo de octubre nos juntamos las parroquias de Sinende y Fô-Bouré para meditar, rezar y celebrar nuestro ser misionero. La respuesta de la gente fue espectacular, la alegría de estar juntos, se sentirse familia, de saber que queda mucho por hacer. Ser conscientes de que hay una Buena Noticia que anunciar, y de que hay que dar testimonio de ese Amor que Dios ha sembrado en cada uno de nuestros corazones, podía sentirse durante la tarde del sábado y la mañana del domingo en el que tuvo lugar nuestra peregrinación misionera. Nuestra gente sencilla y empobrecida, entiende perfectamente que su vida tiene mucho más sentido cuando son solidarios, capaces de dar su tiempo y su vida por los otros, y también cuando son capaces de compartir los pocos recursos de que disponen. Les llena y les hace felices. Estos misioneros que hay aquí son los que nos evangelizan a los que venimos de fuera. Dios ya estaba presente en medio de estas gentes antes de nuestra llegada.