viernes, 22 de junio de 2018

La retaguardia


El otro día hicimos la habitual reunión de catequistas y presidentes, pero esta vez invitamos a sus mujeres a participar. La idea era agradecerles que fueran apoyo para sus parejas, y que tuvieran que soportar el peso de la casa  ellas solas, cuando los catequistas o presidentes tenían reuniones de formación, trabajo en la comunidad, etc. Abrimos un diálogo interesante donde compartieron sus alegrías y dificultades. Pero todas estaban orgullosas de poder colaborar. Muchas veces hemos agradecido a los catequistas y presidentes su abnegada labor para sostener nuestra Iglesia, pero ellos no podrían hacer nada si en casa no estuvieran ellas. Finalizamos con una comida festiva que a todo el mundo agradó.
 Tenemos la costumbre de agradecer las cosas solamente a la persona que es más visible, sin darnos cuenta que en la mayoría de las ocasiones, siempre hay alguien en la retaguardia cuidando de su vida, la de los suyos y apoyándole en las cosas más básicas y en las más exigentes. Tanta y tanta gente que hay en el mundo haciendo esa labor callada, discreta, pero tan necesaria.
 Muchas veces se habla de los misioneros como protagonistas de algo muy especial, cuando en realidad hay mucha gente, tanto aquí, como allí, que están sosteniendo toda nuestra labor y haciendo posible que podamos desarrollar nuestro trabajo. A todos los que formáis la retaguardia de uno u otro modo, gracias.