jueves, 13 de marzo de 2014

Polvo eres y en polvo te convertirás

La cría ya no está con nosotros
La semana pasada comenzábamos la cuaresma con el miércoles de ceniza. Ahora el sacerdote al imponernos la ceniza suele decir lo de conviértete y cree en el Evangelio, pero antes nos decía la frase que titula este blog. El caso es que la semana comenzó con el anuncio de que uno de los gemelos que había traído hace tres meses de uno de los pueblos al centro renutricional, cuando ya le habían dado el alta para irse, cogió una diarrea y murió de un día para otro. Al día siguiente nos comunican que una niña de ocho meses que habíamos bautizado la pasada Navidad, hija de un catequista, había muerto también por una diarrea. La procesión con el cuerpo de la pequeña después de la misa iba precedida por la cruz, el joven que la portaba tenía la camiseta totalmente deshecha y su calzado eran los pies desnudos, le seguía una chica que llevaba la calabaza con el agua bendita, con el mismo tipo de vestimenta y calzado que el anterior, les seguía un hombre que portaba el cuerpo de la niña envuelto en una esterilla. Habían dejado sus trabajos en el campo para ir al entierro. Esto es algo importante, pues la muerte de un niño aquí, según la tradición, es una deshonra y no se le hace mucho caso. Pero era una bautizada, y saben que está llamada a una vida mejor, a la vida eterna, y que rezar es lo mejor que pueden hacer. La aceptación de que la vida no nos pertenece es clara entre estas gentes y por eso viven agradecidos cada día. No pretenden hacerse los dueños de la vida, sino vivirla de la manera sencilla. Cuando uno tiene claro cuál es nuestro final, entonces se aprende a disfrutar en cada momento las cosas que verdaderamente importan.