Aquí me tenéis, en Lyon, intentando aprender francés. La cosa no es fácil, pero la verdad es que superada la primera semana los ánimos van cada día mejor. Algo importante y bueno en esto de sentir la misión es no ir con la idea de que uno va a ser el salvador de aquellos pueblos. Para esto la experiencia de lo que me está ocurriendo, el verme incapaz de comunicarme, el ver que uno vuelve a ser como un niño y que todo hay que aprenderlo de nuevo, es ideal. Hace que uno sienta que por mucho que se haya preparado, que por mucho que uno se entregue, al final y en definitiva, lo que uno tiene que hacer es confiar en el Señor, renunciar a uno mismo y estar siempre dispuesto a comenzar de nuevo. La tarea no es fácil, siempre hiere nuestro orgullo, pero la verdad es que es muy sanadora. Hoy he ido a la celebración de la eucaristía a la basilica de Ntra Sra de Fourviere, que gran alegría cuando en la entrada me he encontrado una imagen de la Virgen del Pilar. Ha presidido el cardenal y ha entrado la imagen en procesión, ha sido muy emocionante, teniendo en cuenta que el día 12 de octubre aquí no se celebra. Me he sentido muy unido a toda la diócesis y he sentido toda la fuerza de nuestra Madre. Un abrazo. Rafael.